miércoles, 30 de noviembre de 2016

No soy tu gurú, documental sobre el gurú Tony Robbins


Reconozco que no había oído hablar de Tony Robbins hasta que he visto este documental. De haberlo visto hace cuarenta años, sin duda, mi vida habría cambiado. Lo que no tengo tan seguro es si el cambio hubiera sido para bien o para mal. A lo largo de los años, Tony Robbins se ha ido haciendo un nombre entre los “oradores motivacionales” y sus cursos sobre autoayuda tienen tanto éxito como sus libros o sus DVDs. Se venden, literalmente, como rosquillas. Alardea de haber tenido como “alumnos” a Nelson Mandela, Mikhail Gorbachev, Bill Clinton Margaret Tatcher, François Mitterand y a la princesa Diana de Gales. Pero lo que se ve en el auditorio en el que tiene lugar el curso-espectáculo Cita con el destino 2014 no parece compuesta por jefes de gobierno ni por personajes relevantes, sino más bien por una mezcla de mujeres maduras recién divorciadas, a punto de hacerlo o que llevan largo tiempo con problemas, agentes comerciales con altibajos en su trayectoria profesional, adolescentes con problemas, gente que ha atravesado dificultades en la vida y que quieren andar con las muletas prestadas por un gurú que dice no serlo, pero que, en realidad, es como un gurú para gentes que están pidiendo urgente ayuda.

LO BUENO QUE TIENEN LAS SECTAS

Robbins no es el fundador de una secta, pero utiliza una parte del arsenal de trucos habitualmente utilizados por las sectas. Existen muchos documentales sobre la cientología y muchos menos sobre la MT (Meditación Trascendental), los pentecostales, y, si se buscan, se encuentran fácilmente sobre cualquier telepredicador de moda. Habitualmente, se considera que toda secta es, por definición, destructiva. No es así. Buena parte de las sectas prestan lo que podríamos llamar un “servicio público”: gente con problemas psicológicos y sociales, encuentran en la secta a gentes como ellos que difícilmente encontrarían en la sociedad. En general, se sienten a gusto en la secta y están dispuestos a darlo todo, incluso sus caudales, por ella. Pero es que ningún tratamiento psicológico sale gratis. La conclusión es que hay gente que está mejor en una secta que en cualquier otro lugar. 




Si destacamos esto es para advertir sobre la creciente franja de gentes insatisfechas que viven en las sociedades del siglo XXI. Robbins parece que los coleccione. Al menos, mucho más que Mandela o la Tatcher, constituyen lo esencial de su clientela. No hay nada más que verlos en el documental: Robbins los elige al azar, les hace levantar a la vista de 2000 personas, deben sacar todo lo que llevan en su interior, desnudarse en definitiva; lo hacen: Robbins les comprende, les orienta y al sentarse ya son otras personas. Robbins les ha dado su leit-motiv: “Toda nuestra vida cambia en un momento”. Díganme si no han visto antes el mismo número en cualquier programa de telepredicadores…

No creo ni en los milagros, ni en los cambios súbitos: creo en la educación del carácter desde la infancia, en la forja de la personalidad a partir de tener uso de razón y en que la vida es un permanente proceso de aprendizaje. No creo en los cambios súbitos por mucho que algunos de los alumnos de Robbins afirmen que han cambiado. Haría falta ver cómo fue su vida en los dos años siguientes a asistir al curso del gurú-que-no-quiere-ser-gurú para ver si algo ha cambiado o si tienen las mismas neurosis y bloqueos que antes. Pero, si alguien se siente bien, aunque sea durante la semana que dura el curso de Robbins, ¿por qué deberíamos criticarlo?

A MEDIO CAMINO ENTRE LA SECTA, LA NUEVA RELIGIÓN Y EL COUTCHING

Robbins es brillante en su trabajo. Él mismo reconoce que se ha creado un personaje y que él mismo fue un joven con problemas. Alardea de que su madre era alcohólica y pastillosa y que él debía cuidar de su madre y hermanos. Es un tipo altote, fuertote, rostro agresivo y anguloso. La quintaesencia de lo que podemos definir como un tipo enérgico e incluso intimidatorio. Además su lenguaje es brusco: tiene permanentemente el “fucking” anglosajón en los labios, utiliza un lenguaje directo, sin sutilezas, para alcanzar el clímax de tensión. Lo suyo no es la mayéutica socrática, sino elegir una “víctima propiciatoria”, interrogarla reduciendo el tratamiento que se prolonga en el psicoanálisis durante años, a unos pocos minutos –hace falta una enorme habilidad y un alto conocimiento de lo humano para ello- llegar al fondo de su problema y provocar en el interlocutor la catarsis liberadora que debe tener la fuerza explosiva suficiente para transmitirse a una audiencia de 1.000 o 2.000 personas. Cada asistente se reconoce en el problema de la “víctima propiciatoria”. Cada uno se siente aliviado en su dolor y en sus problemas por la explosión de lágrimas y de sinceridad de la víctima y la moraleja, siempre sencilla que extrae Robbins. Lleva veinticinco años dando los mismos cursos y el que vemos en el documental es su 74ª edición. Tiene tablas en eso de aliviar a la gente.

Robbins no crea una secta con devotos seguidores que cada mes pagan su cuota y entregan horas y horas de trabajo para ensalzar a su gurú. En realidad, tiene unos pocos colaboradores en nómina. Todos son especialistas en dinámica de grupos, comunicación, buenos técnicos de montaje y lo que en otro tiempo se conocía como tramoyistas. Hablar ante 2.000 personas supone hacerlo en un lugar grande e incluso un tipo de más de 1,80 m queda empequeñecido en el escenario, así que la sala está cubierta de pantallas grandes que reproducen tanto la imagen de Robbins como la de las “víctimas propiciatorias” y la del público en general. Todos, antes o después, pueden verse a sí mismos en las grandes pantallas y, por un momento, tienen la sensación de que son importantes. Robbins hace el resto: se mueve en medio de la sala. Suelta tacos, se enfurece, cuenta chistes, tiene reflejos rápidos y repentiza con facilidad respuestas irónicas a veces, comprensivas otras, inquisitoriales muchas y afables siempre al final. No es una secta religiosa, pero las sectas religiosas utilizan los mismos recursos.



UN BALANCE FINAL QUE EL DOCUMENTAL NO DA

Lo que se puede reprochar a Robbins (y, por extensión, a Netflix) es que nos ofrezca un documental que, en realidad, no se corresponde con el lenguaje del género: en un documental siempre debe estar presente un elemento crítico o comparativo. De lo contrario, no estamos ante un documental, sino ante un publirreportaje: le llamemos gurú, maestro espiritual, coutcher o charlatán, siempre hace falta un contrapunto para calificar al personaje. Y en este documental esta parte está ausente. Lo que hemos dicho antes, sobre volver a ver a aquellos que salen “fortalecidos” en estos cursos hubiera sido un buen recurso para concluir el documental, el entrevistar a psicólogos o psiquiatras o incluso a otros competidores de Robbins, no hubiera estado de mas. A fin de cuentas, un documental, debe ser como un mapa: nos debe indicar hitos en el camino y su situación en relación a otros, puntos de referencia, en definitiva. Esto es lo que echamos en falta en este documental, sin desmerecer la figura de Robbins que parece brillante en su trabajo y da lo que el público que paga por sus cursos pide: una esperanza para desesperados. 

El documental puede gustar a los habituales de la autoayuda y a quienes en algún momento de su vida se hayan interesado por la new age y las nuevas técnicas psicológicas. Se lo podríamos recomendar a gentes con problemas, pero no podríamos poner la mano en el fuego por que encontraran respuestas y soluciones. Quizás lo que vean puede hacer reflexionar a algunos y emocione a otros. O también, simplemente, los habrá quienes considerarán a Robbins como un charlatán, un showman, un coutcher espabilado y demás… O un gurú. O como él mismo se define, un “orador motivacional”. Y si ven todo esto, igual hasta tienen razón.  



FICHA:

Título original: I Am not your guru
Título en España: No soy tu gurú
Duración episodio: 25 minutos
Año: 2015
Temática: Publirreportaje de un orador motivacional norteamericano autor de Poder sin límites.
Género: Documental.
Subgénero: Autoayuda.
Actores principales: Tony Robbins
Lo mejor: que muestra los problemas psicológicos de una sociedad de la abundancia y la fragilidad de sus gentes.
Lo peor: que se trata de un simple publirreportaje.
Puntuación: 5,5
Trailer oficial en inglés: https://www.youtube.com/watch?v=HUHMZf3qwsQ
Ver el documental subtitulado:

¿Cómo verlo?: Puede verse en el enlace indicado o bien en Netflix.

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