jueves, 27 de octubre de 2016

Mr. Robot: ¿todos los hackers son inadaptados sociales?



Vivimos en la era de la informática. Lo preocupante de este momento es que fue diseñado por neuróticos, inadaptados sociales e inmaduros emocionales al estilo de Steve Jobs o Bill Gates (algo que se percibe sin dificultad en biopics como Pirates of Silicon Valley (1999). Desde entonces la cosa no ha variado y en las tendencias más avanzadas de la informática (las impresoras en 3D) siguen existiendo tipos que responden a las mismas características (véase el documental Print The Legent [2014] presente en el streaming de Netflix). Claro que si la realidad es descorazonadora, ahí está Hollywood para embellecerla. 

Desde que David Cronemberg, filmó Videódromo (1983) en los albores de la era de la informática (dos años antes IBM había lanzado su primer Personal Computer), al cine siempre le han preocupado las interferencias entre nuevas tecnologías, manipulación de masas y visiones distópicas del futuro. Matrix (1999–2003) en sus tres entregas, con tintes progresivamente mesiánicos, nos situó ante el problema de nuestro tiempo: ¿Qué es la realidad? ¿Vivimos una realidad tangible o es el producto de un programa y lo que tenemos por realidad no es más que una ficción que encubre que somos seres esclavizados y con el cerebro manipulado? Y, acaso la más importante de todas ¿existe posibilidades de redención para lo humano? Mr. Robot circula en esta dirección, pero lo hace por senderos más realistas y menos trillados. 



El “Neo” de Matrix, “el elegido”, es aquí “Elliot Anderson”, hacker de los de antes (aquellos  que intentaban la democratización de la red, la información al alcance de todos), una especie de justiciero que va por libre, mientras que “Morfeo”, el jefe de la resistencia informática, es aquí el “Mr. Robot” que da nombre a la serie. Se trata de un anarquista que dirige e inspira a la fsociety, una secta de hackers instalados en Conney Island, capaces de vulnerar cualquier sistema de seguridad (esta sociedad, tiene un carácter secreto y conspirativo, su nombre deriva del mensaje “fuck Society” y del parque de atracciones abandonado en el que celebran sus reuniones). Opinan que siendo la informática el motor de la modernidad, de las grandes acumulaciones de capital y el instrumento sine qua non para cualquier forma de explotación, esta modernidad es susceptible de ser destruida por aquellos que tienen a su alcance las herramientas tecnológicas para realizarlo: los hackers de alto standing. Lo que se propone Mr. Robot a través de la fsociety es derribar la estructura corporativo–empresarial mundial, hacer imposible los tránsitos económicos y, en general, el tránsito de información estratégica para colapsar el sistema y que del reseteo que supone, surja un nuevo orden más justo.

El grupo de hackers tiene, pues, en la cúspide a “Mr. Robot” (interpretado por Christian Slater con su eterna cara de adolescente travieso) que constituye una especie de figura paterna para “Elliot Anderson”, un hacker justiciero en horas libres cuyo empleo como técnico de seguridad le hace un tipo imprescindible en el dispositivo de fsociety. Este papel axial está asumido por Rami Malek que hace honor a su origen egipcio: en efecto, su inexpresividad parece sacada de la momia de la mismísima Esfinge de Gizé. Malek no es un desconocido en las pantallas. Cuando aceptó participar en esta serie –que indudablemente le ha proporcionado fama mundial– ya era conocido por sus intervenciones en La Saga Crepúsculo: Amanecer” como vampiro egipcio, nacionalidad que repitió en la Noche en el Museo (2006) y sus secuelas filmadas en 2009 y 2014, en donde era en “faraón Ahkmenrah” o actuó con Tom Hanks en Larry Crowne (2011). Se estrenó en televisión en los primeros episodios de Las chicas Gilmore (2004–2007) y, desde entonces sus apariciones han sido relativamente frecuentes, pero es en Mr. Robot donde alcanza un papel protagonista. 


Muchos elementos presentes en la serie hacen pensar que la inspiración de los guionistas ha procedido del muy real grupo Anonymous. De hecho, su lema (El conocimiento es libre – Somos Anónimos – Somos Legión – No perdonamos – No olvidamos – ¡Espéranos!) se adapta perfectamente a la fsociety. Para colmo, la máscara que suele utilizar Anonymous para sus reivindicaciones (la máscara de Guy Fawkes que apareció en V de Vendetta [2005] tiene su réplica en la máscara del “hombre del monopoly”, con levita y chistera, que utilizan los miembros de la fsociety para lanzar sus clips y reivindicar sus acciones.

La serie es desigual en su desarrollo. Indudablemente el episodio piloto es antológico y pensado para enganchar al espectador. Constituye la mejor muestra de una serie que alerta sobre los riesgos de la modernidad y la excesiva dependencia de la informática. Pero luego, no todos los episodios tienen la misma calidad argumental y en algunos de ellos, el interés decae. Los críticos se han centrado en algunas imposibilidades técnicas que restan credibilidad al planteamiento de la serie. Creemos que, a fin de cuentas, las dos temporadas reflejan muy bien la desesperación, tristeza y oscuridad que invade la “era tecnológica” pocas décadas después de haber irrumpido. 


En 1983 se podía pensar que las nuevas tecnologías servirían para democratizar la cultura y el acceso a la información (tales eran, por cierto, los ideales de aquellos primeros hackers). En los años siguientes nos ha invadido justo el reconocimiento de que lo que se ha producido ha sido el efecto contrario: la informática se ha convertido en uno de los medios de difusión del pesimismo que embarga a la modernidad. Nadie cree hoy –salvo los miembros de la fsociety– que la informática sirve para nada más que para una gestión optimizada de los medios de control de masas. Por otra parte, estas preciosas herramientas tecnológicas no llegan a las manos de gentes intelectualmente maduras y formadas, sino de una sociedad cuyo nivel de comprensión y cultura es, probablemente, más bajo que en cualquier otro momento de la historia. Incluso los razonamientos de los hackers –incluidos los miembros de fsociety– son extraordinariamente simplistas. Y es aquí donde retomamos el primer párrafo de este comentario: mejor no olvidar que la sociedad tecnológica arrancó (y cabalga) con inmaduros emocionales.  Dale a un niño una pistola y, sea lo que sea que haga con ella, sin duda dañará a algo o a alguien. 

Como suele ocurrir en muchas series, la primera temporada es muy superior a la segunda. Los guionistas, pasadas las sorpresas iniciales y concluido el repertorio de recursos argumentales, parecen estancarse en su creatividad y volver a unir los mismos elementos hasta complicar el guión más de lo necesario y exigir al espectador una atención devota. Sin embargo, ambas temporadas merecen verse. La primera casi es una obligación para seriéfilos.

Internacionalmente, la serie fue muy bien acogida, mereciendo la primera temporada las más altas calificaciones y una aceptación casi unánime. La serie satisfará a amantes de la ciencia ficción, a los lectores de relatos cyberpunks y gustará a los usuarios familiarizados con las nuevas tecnologías, por supuesto a los hackers vocacionales o a los que les gustaría devenir hackers para cambiar la sociedad. Será tenida como más creíble para los que supieron apreciar la trilogía de Matrix y no se nieguen a aceptar un producto con parámetros más posibilistas. Sin embargo, todos aquellos que, por el título, crean que se trata de una película de robots a lo Real Humans, encontrarán un producto, también de ciencia ficción, pero perteneciente a otro subgénero. Tampoco gustará a refractarios a las nuevas tecnologías y a los guiones que contienen elementos y jerga tecnológica para iniciados. 


FICHA

Título original: Mr. Robot
Título en España: Mr. Robot
Temporadas: 2 (22 episodios)
Duración episodio: 45 minutos 
Año: 2015–2016 (la tercera temporada se estrenará en 2017)
Temática: Ciencia Ficción 
Subgénero: Cyberpunk
Actores principales: Rami Malek, Christian Sleter, Portia Doubleday, Carly Chaikin, Martin Wallström, Michel Gill, Gloria Reuben, Frankie Shaw, Ben Rappaport
Lo mejor: el ser una visión distópica que podría ocurrir
Lo peor: desigual en su desarrollo. 
Puntuación:

¿Cómo verlo?: En España se emitió por Canal + Movistar. También se puede obtener en programas “peer to peer”. 

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