martes, 24 de abril de 2018

BCN FILM FEST 2018. El Fútbol ó yo... de Marcos Carnevale



El título que adorna a esta película argentina hace que solamente tiendan a acercarse a ella todos los que, de alguna manera, son aficionados, sino fanáticos, del fútbol, pero repele a los que nos trae literalmente al fresco. De hecho, no era esa película la que está crítica tenía intención de ver en el Film Festival de Barcelona, sino Barefoot, pero un providencial retraso en su emisión me indujo a ver la cinta argentina, por su origen mucho más que por su temática.

El caso que presenta la película no es raro. Lo conocemos todos: un aficionado al fúbtol, más que aficionado fanático, insoportable, que está perdiendo cada vez más el sentido de la realidad y arruinando sus relaciones familiares y sociales. No es un caso único, todos hemos vivido una situación parecida en nuestra propia piel o cerca nuestro. Para algunos, como para el protagonista de esta película, el fútbol es algo parecido a una secta destructiva, que le lleva incluso a ser despedido (había visto muchos partidos de fútbol en el puesto de trabajo). De una vez por todas, la sufrida esposa, se cuadra y le da un ultimátum: o el fútbol o ella. Explicar lo que ocurre a continuación supondría desvelar lo que el espectador tiene que descubrir por sí mismo. En realidad, lo que vemos es a un hombre tiranizado por una afición y que desearía, o bien que su esposa lo compartiera o bien que se dedicara con la misma intensidad a cualquier otra afición.

La película se hace entretenida pero está muy lejos de apurar el tema. Hubiera hecho falta pulir un poco más el guión. Ciertamente, se trata de situaciones que son muy fáciles de interpretar y asumir y el trabajo ha sido fácil para los actores. Julieta Díaz realiza una espléndida actuación y dicción que es de agradecer. Lo mismo puede decirse de Alfredo Casero y de Peto Menahem. En cuando al protagonista, Adrián Suar, falta algo de expresividad en sus labios y, quizás por eso, cuesta entender su dicción y harían falta unos subtítulos.

Es una película llevadera y entretenida, con buenas dosis de comicidad, pero que se queda a medias. No es, desde luego, de las mejores comedias de su director Marcos Carnevale; como máximo, puede decirse que es ligeramente superior a su anterior comedia, Inseparables  (2016), pero bastante inferior a Viudas (2011).

Película de trámite, en cualquier caso, apta especialmente para familias y grupos sociales en los que alguno de sus miembros sea un adicto y fanático futbolero. Que, en España, por cierto, son legión.

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